lunes, 9 de enero de 2017

Catamarca-Chile II

Entrando en la cordillera

Salimos temprano de Dean Funes, al norte de Córdoba. Viajamos el primer rato de la mañana con las ventanillas abiertas para no perdernos los sonidos que el monte nos permitía escuchar desde la ruta: las cigarras anunciaban un día abrasador. Y así fue, el termómetro en el auto llegó a los 40°. 
Cruzamos las Salinas Grandes por la ruta 60 que continúa en dirección noroeste. El mediodía nos agarró en tierras riojanas, entre olivares y algarrobos. Entramos a Aimogasta y con clima de domingo los puestos callejeros nos llamaron con su olor a empanadas fritas, como las hacen acá: con papa y picante.
Por los primeros caminos sinuosos que aparecen atravesás la Quebrada de la Céliba y del otro lado de ese primer cordón montañoso se imponen los cardones.
Tomamos la ruta 40 que bordea la cordillera de sur a norte hacia el destino que elegimos como base para recorrer la zona. A 11 km de la ciudad de Belén hay un centro recreativo municipal con piletas que se llenan con el agua que baja de las vertientes. Tarde de agua fresquita y descanso reparador con vista a los cerros. Armamos la carpa y Lautaro insiste en que cuente que me 
ganó a la carioca. Le concedo su pedido.


No hay comentarios:

Publicar un comentario