Entrando en la cordillera

Cruzamos las Salinas Grandes por la ruta 60 que continúa en dirección noroeste. El mediodía nos agarró en tierras riojanas, entre olivares y algarrobos. Entramos a Aimogasta y con clima de domingo los puestos callejeros nos llamaron con su olor a empanadas fritas, como las hacen acá: con papa y picante.
Por los primeros caminos sinuosos que aparecen atravesás la Quebrada de la Céliba y del otro lado de ese primer cordón montañoso se imponen los cardones.
Tomamos la ruta 40 que bordea la cordillera de sur a norte hacia el destino que elegimos como base para recorrer la zona. A 11 km de la ciudad de Belén hay un centro recreativo municipal con piletas que se llenan con el agua que baja de las vertientes. Tarde de agua fresquita y descanso reparador con vista a los cerros. Armamos la carpa y Lautaro insiste en que cuente que me ganó a la carioca. Le concedo su pedido.
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