martes, 23 de enero de 2018

CARRETERA AUSTRAL X

La vuelta

En este mapa vamos dibujando nuestros viajes. En verde, los caminos que transitamos este año en 6400 km. Cruzar la patagonia es así.
Volvimos entre choiques y guanacos, con una parada técnica en Comodoro Rivadavia para solucionar un problema del auto. 
Viajando los horizontes se ensanchan, el mundo se sigue abriendo en múltiples posibilidades. Lauti se llenó de sueños y futuros posibles. Creció un montón y allá se quedó con los tíos y los primos a seguir unos días más las aventuras.
Muchas gracias por compartir con nosotros esta travesía con sus hermosos comentarios. Hasta la próxima!


domingo, 21 de enero de 2018

CARRETERA AUSTRAL IX

Cruzar la cordillera

Viajamos con sol. Del otro lado de la cordillera nos vamos a encontrar con Manu, Ceci y los chicos.
El camino hacia Chile Chico, ya cerca de la frontera, es poco transitado. La mayoría de la gente toma una barcaza que cruza el lago desde Pto Ibáñez. 
Por tierra se abandona la carretera austral para internarse en los cordones montañosos. La ruta bordea el Chelenko por unas cornisas bastante altas pero con unas vistas impactantes al azul profundo del agua y atraviesa cañadones rocosos.
Chile Chico tiene una hermosa plaza que en esta época está llena de damascos. Desde alli solo hace falta cruzar el rio Jeinimeni para estar ya en Argentina, en Los Antiguos.
Terminar el viaje compartiendo en familia dos días de camping, un asado de cordero, varias partidas de teg y las mejores cerezas del mundo. Felicidad plena.






jueves, 18 de enero de 2018

CARRETERA AUSTRAL VIII


Hacia el norte
Nos levantamos con el día. Las nubes bajas anuncian lluvia. Por momentos el cielo se abre y entre los rayos de sol se asoma algún glaciar.
El sonido del ripio al andar ya es parte de nuestra rutina, como el agua de las cascadas en la ruta y el sonido suave de las gotas de la llovizna que empezó temprano para quedarse.
En Cochrane las tejedoras hilan a mano la lana de oveja para hacer sus tejidos. La música de Los gauchos del Baker nos acompaña, suenan los acordeones a ritmo de chamamé.
Sale el sol al llegar a Pto Bertrand; para que aparezca el turquesa fuerte en los rápidos del rio.
Cerca está la confluencia del Baker con el río Neff. Uno trae el agua azul turquesa, el otro el agua lechosa de los glaciares. Allí se mezclan, en una vuelta rocosa entre saltos.
Se puede acampar frente a la naciente del Baker, entre la dulzura de los cerezos con los frutos ya maduros.
Por la mañana las golondrinas revolotean buscando comida en la orilla. A las 11 el resplandor tenue del atardecer que termina deja ver los perfiles de los cerros y su reflejo en el agua. Parece venir una noche apacible.
























miércoles, 17 de enero de 2018

CARRETERA AUSTRAL VII

El final de la carretera

Empezamos esta ruta en Puerto Montt hace dos años. Habíamos llegado hasta Chaitén y nos enamoramos de este camino bimodal con paisajes tan sorprendentes. Recorrerla es un viaje en sí mismo.
Este año la retomamos y llegamos hasta el final, en el kilómetro 1247, en Viilla OHiggins. Este pueblo es muy pequeño y está rodeado de un cordón nevado. Tiene unos miradores que permiten ver las escasas manzanas que lo conforman desde el cerro.
Desde acá se puede cruzar a Argentina pero el paso Rio Mosco no es para vehiculos. Cerca está Laguna del Desierto y a unos pocos kilometros más está El Chaltén, donde vive mi primo Juan Pablo. Deberíamos dejar la chata y tomarnos una embarcación para después caminar unos cuantos km. Nos llevaria dos días solo la ida. Quedará para algún otro viaje. Se los recomiendo.
El barco que navega hasta el glaciar OHiggins está roto, así es que nuevamente nos quedamos con las ganas de poder acercarnos más a los campos de hielo. Desde acá se puede ver el glaciar El Mosco, que cuelga de la montaña.
Conocimos a Marcela, una artista plástica que creció en Coyhaique y que vino hace unos años a radicarse aquí. Fuimos viendo en el viaje algunas producciones de ella ya que hace unos años las comunidades de la patagoniA chilena llevaron adelante la lucha contra la instalación de una mega represa hidroeléctrica en el Rio Baker y ella aportó con su arte. El destino de esa energía sería para las grandes mineras del norte. Acá los pueblos se autoabastecen con pequeñas plantas y energía solar para cuando las cañerías se congelan o se corta el suministro por otras razones. Pintora amante y respetuosa de la naturaleza, conocedora de la potencialidad de los pueblos cuando se arman en defensa de sus recursos y de su futuro.











lunes, 15 de enero de 2018

CARRETERA AUSTRAL VI

Entre los campos de hielo

El camino hacia el sur desde Pto Río Tranquilo se hace más angosto. Ya no encontraremos ningún tramo de asfalto y se maneja por el centro de la carretera haciéndole lugar al coche que viene de frente. Saliendo se bordea el lago Chelenko con unas panorámicas bellísimas. Se pasa por un bosque de lengas y ñires y luego de algunas cuestas y de seguir por un rato el curso del río Baker, el más caudaloso de Chile, el paisaje cambia y se hace más árido al llegar a Cochrane. Después de un nuevo tramo de camino de montaña y cornisas vuelve a aparecer la sombra fresca de un bosque donde habitan los huemules hasta llegar a Caleta Tortel, en el delta que forma el río Baker en su desembocadura, entre el Campo de Hielo Norte y el Campo de Hielo Sur. Este pueblo de unos 500 habtantes está construido en la costa de una bahía. Las casas hechas en madera se conectan a través de largas pasarelas y escalinatas de ciprés de las Guaitecas. El auto se deja en un estacionamiento y el resto se hace todo a pie. La lluvia nos invitó a buscar nuevamente una cabaña con salamandra y tele, sin wifi. Tomamos mate calentitos con vista a la bahía de aguas verdes lechosas y a las chimeneas humeantes que se asoman entre los árboles. Caminamos durante la tarde con el paraguas protegiéndonos de una lluvia que venía y se iba de a ratos.
Una parada para comer congrio a la plancha y un poco más arriba, cerveza artesanal con sabor a calafate. La gente junta en recipientes el agua de lluvia, y los tachos desbordan; es más limpia que la de la nieve, nos cuentan. Los escalones se pueblan de vida que nace entre las grietas de la madera: musgos, helechos y hasta pequeños arbolitos crecen en ellos. Cuando para el agua salen cientos de picaflores a aprovechar el néctar de los chilcos. Su rapidez desafía el gatillar de la cámara pero algunas imágenes de su vuelo pude captar. A la tardecita las ranas se hacen oír en los charcos.
Conseguir una navegación hasta los glaciares fue difícil, está ventoso y los barcos se quedan amarrados a los muelles. Dos días de calma para descansar, mirar pelis y escuchar desde adentro de la cabaña cómo sopla el viento del Pacífico.









domingo, 14 de enero de 2018

CARRETERA AUSTRAL V

Por la ruta de los ventisqueros

Llegamos a Puerto Río Tranquilo, a orillas del lago Chelenko, que sorprende desde el primer momento por el color de sus aguas turquesas y brillantes. Se los presento con la denominación que a mi entender le corresponde ya que es el nombre que le dieron los pueblos originarios; en los mapas lo encontrarán señalado de una manera del lado argentino y de otra del lado chileno. Una frontera entre países hermanos que no nos deja respetar un nombre ya puesto por quienes lo habitaron desde antes. En lengua tehuelche significa lago de temporales. Y sí, dicen que en dias de tormenta las olas pueden llegar hasta los tres mts de altura. Pero por suerte nos tocó buen tiempo y pudimos acampar y navegarlo. Compartir los refugios en los campings de esta zona es raro, te sentís en otro continente porque abunda el turismo europeo, en bicicleta y en carpa.
A la mañana fuimos en busca de uno de los atractivos de este lago: en un bote pequeño te llevan a navegar por unas cavernas de mármol que se han formado hace millones de años con la erosión del agua. Es una formación con texturas, colores y recovecos increibles. La gente de allí encuentra imágenes y las nombra: la capilla, la catedral, el oso, el perro labrador, la momia, y sigue la lista...interminable como la imaginación.
A la tarde nos internamos en la ruta de los ventisqueros, unos 52 km hacia el Pacifico se recorre un camino entre glaciares que cuelgan de los cerros. Hay un sendero que, caminando entre un bosque de cohiues, te lleva a la morrena del glaciar Exploradores, al pie del monte San Valentín (4058 msnm). Desde el mirador se puede observar la imponente lengua de hielo y las marcas de su retroceso. Este glaciar forma parte del Campo de Hielo Norte, la zona que vamos a bordear en nuestro camino hacia el sur.<br>
En el trayecto también podés bajarte a recargar la cantimplora en cualquier caída de agua que cruces, aunque la cascada La Nutria vale la pena, un salto de unos cuantos metros cae al borde de la ruta y te salpica con la fuerza del agua que choca con las rocas.
Un día muy intenso requiere una buena cena de guiso de papa y cerdo al merkén.