Comer empanadas en un boliche de las afueras de Clorinda sintonizando en el canal local el "Encuentro litoraleño" a puro chamamé e irte a dormir con el grito sapucai resonando profundo en tu alma.
Caminar las veredas de esta ciudad escuchando hablar guaraní. Unos tererés acompañan las pausas necesarias de una jornada laboral donde los 41 grados apremian.
Comer sopa paraguaya, de las mejores.
Domingo a pleno en el balneario cercano a Formosa capital, Herradura, donde el rio Paraguay forma una especie de laguna que se llena de pescadores y de chicos disfrutando el agua.
Acá también tenemos cerca a una familia de carayás. Les regalo un intento de captar la imagen más linda que me quedó observándolos en la tarde de ayer.
Viajar. Descubrir. Aprender.
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