Esta madrugada los volví a ver. Nos despertaron con sus aullidos ensordecedores. Una familia comenzaba su día en lo alto de la copa de un árbol a unos 50 metros de de nuestra carpa. Facu y Lauti se divirtieron con dos juveniies que jugaban a la pelea como ellos, pero colgados de las colas.
Caminar por el monte chaqueño es encontrar un mundo a cada paso y en cada rama caída. Vimos unas quince especies de aves, nos faltan unas 320 de las que habitan por esta zona. Fuimos tras las huellas de animales más grandes y encontramos unas de aguará guazú. Nos cruzamos con un guazuncho y varios lagartos. Recorrimos los quebrachales que el Parque Nacional preserva, sobrevivientes de más de un siglo de feroz explotación.
Atardece. Parte del monte se duerme y otra despierta.
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