"Viajar. Beber lo que viene. Tener alma de proa" Los relatos de viajes de mi madrina Carmen acompañaron mi infancia. (Carmen, qué hermoso suena tu nombre, sigo extrañando esa bella alegría de tu mirada). Una y otra vez, como lo hacen los chicos chiquitos, yo le pedía que me cuente sus historias por Oriente. Y así recorrí esos mundos tan distantes... tan distintos. Desde entonces sigo sintiendo esa misma emoción cada vez que una ruta me lleva a conocer y aprender otras geografías.
jueves, 30 de enero de 2020
NOA. 3 Caminando Tilcara
Ayer fuimos al Pucará, este sitio arqueológico que guarda la memoria de los pueblos de esta región: rastros de un asentamiento emplazado en un lugar estratégico para controlar los cultivos, las viviendas y defenderse de posibles ataques. Hay además un interesante jardín botánico de altura.
La plaza volvió a convocarnos a la tarde y esta vez pudimos escuchar las voces de lucha contra la megaminería y en defensa del agua.
Hoy salimos de caminata con unas tortillas rellenas hacia la Gargante del Diablo, un impactante cañón que forma el río. Aguas arriba y cruzando entre las piedras una y otra vez sus aguas arcillosas, se llega a una cascada de aguas más limpias. Con un block de hojas blancas, lápiz negro y el sonido del agua me dejé llevar por las formas que los cerros me regalaban. En esta tierra habita la comunidad Ayllu Mama Qolla, conformada por unos 80 habitantes y son ellos quienes administran el sitio.
Con unos caramelos de coca y miel para ayudar a los 2890 m.s.n.m emprendimos el regreso. Bajar siempre es más rápido así es que en un rato ya estábamos en el camping. Lautaro encontró guitarreada y yo me fui a caminar por las calles de Tilcara y hablar un poco con esas penas que vinieron conmigo.
Mañana levantamos campamento y seguimos viaje tempranito.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario