Con el sol que asoma desde enfrente
y su blanco brillante sobre el río.
Con las orillas de lodo que aparecen después de la bajante
y las estelas del agua bailando en las sagitarias.
Con las primeras sombras del curupí y el timbó.
Con los camalotes viajeros del Paraná
detenidos en ese recodo del arroyo.
La mañana es del canto de los pájaros
que despiertan temprano
y del rocío fresco que todavía moja.
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