Acompaño la siesta del arroyo
y su quietud.
Un benteveo
vigila entre los cuchareros
Los tordos cruzan
y cantan
cruzan y cantan
Los sauces
desprenden las semillas
que acarician el monte blanco
Los alisos
tiñen de sombra esta hora de la tarde.
No descansan los areneros del Paraná Miní
una y otra vez
vuelven después del saqueo
en el lecho del río.
Me voy navegando
en un sueño de pájaros.
Me voy
en el sueño de una tierra para todes los que somos y los que vendrán
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