Chile sur X

En un barco fantasma me voy de Chile. Atrás quedan el mar y sus frutos. Con el sol del este elevándose me esperan las laderas del otro lado de la cordillera

Días 14 y 15.

Esquel-Buenos Aires en unos 1900 km dirección noreste. Con la imagen del humeante volcán Chaitén todavía impresa en la retina volvimos al empedrado de nuestro querido barrio. 

Muchas gracias por los lindos comentarios. Espero que hayan disfrutado el viaje. Hasta la próxima!

Chile sur IX

Días once y doce

...y la lluvia que vino para quedarse y hacer brillar las cortezas naranjas de los arrayanes. Nuestro fuego se encendió por la mañana y estuvo dando calor hasta la noche. Con un gato amigo que ronronea a upa del que quiera hacerle unos mimos tomamos mate entre las nubes.
Ayer visitamos unas termas que emergen en pleno bosque. Nos sumergimos en las aguas humeantes mientras la lluvia nos regaba el pelo. Un último piletón natural que se forma entre las rocas permite sentir cómo brota el agua caliente desde las entrañas de la tierra mientras se pueden poner los pies en el río helado que baja desde las cumbres. Yo también quiero ronronear.

Chile sur VIII

Día diez

Dejamos la entrañable isla de Chiloe escuchando en el viaje la música popular que nos llevamos. En Puerto Montt empieza la Carretera Austral, una ruta bimodal que te lleva hacia el sur. De un lado los cerros, altos, imponentes, boscosos. Del otro, el mar azul profundo y caseríos de pescadores. Partes de asfalto, partes de ripio y partes de agua que cruzás en un transbordador entre peñascos. Nuestra parada fue Hornopirén, un pueblo costero rodeado de montañas y volcanes. A orillas del río Negro no sabés dónde poner la carpa: si acá, donde el río pega una vuelta y forma un remanso de aguas tranquilas y turquesas o allá más abajo donde unos rápidos te permiten escuchar cómo el agua va buscando su curso. Entre picos nevados, la ladera del volcán y un bosque de arrayanes orillero, la tarde transcurre observando la llovizna mojar la tierra verde.

Chile sur VII

Día ocho

A  veces en los viajes los días se presentan intensos y te imprimen sensaciones que no vas a olvidar.
Arrancamos temprano rumbo al Parque Nacional Chiloe, cruzando la isla nuevamente hacia su costa occidental. Caminamos por senderos de un bosque húmedo, hogar de varias especies endémicas de la zona. Avanzamos por pasarelas sobre turberas y humedales. Por un camino de arrayanes llegamos a la costa del Océano Pacífico, esta vez, el mar abierto. Una bruma marina que por momentos se transformaba en llovizna, cubría las dunas.
Pero la tarde tenía más sorpresas. En la isla los poblados se turnan para celebrar las fiestas costumbristas. Este sábado le tocó a Narcón, en las afueras de Castro, la capital de Chiloe. Llegamos con el festival a pleno y pudimos contagiarnos y compartir la alegría de la gente bailando la música chilota de guitarras y acordeón. En un rincón, sobre el piso, terminaban de sacar porciones de curanto, una comida tradicional hecha con carnes, papa y mariscos cocidos entre unas piedras y hojas bajo la tierra. Tuve que poner las dos manos para recibir los mejillones que me regalaron, recién sacados del pozo, con sabor a humo.
Nos volvimos al camping con las cuecas, las rancheras y las cumbias chilotas resonando en la memoria. Hoy, en mis sueños, bailaré hasta que se conviertan en polvo mis pies.

Chile sur VI

Día siete

El diario del día siete viene lleno de colores de los palafitos chilotes, casas de tejuelas de madera pintada construidas sobre pilotes en la orilla, casas de gente que sabe trabajar el mar y la tierra. Castro es la capital de la isla de Chiloe, emplazada en su lado oriental. A cada paso tenés algo rico para probar: hoy nos sorprendimos con el milcao, un pan de papa relleno de carne de cerdo. Navegamos por las aguas apacibles del fiordo. (Si querés que sigan siendo apacibles no repares demasiado en los carteles que señalan las vías de evacuación en caso de tsumami)

Chile sur V

Día seis

Te levantás con la bruma del mar que cubre la copa de los árboles y se disipa cuando el sol está un poco más alto. En el lado occidental de la isla dos corrientes marinas se juntan y permiten que convivan dos especies de pingüïnos: de Magallanes y de Humbolt, que anidan en los islotes de este archipiélago. Podés verlos de cerca navegando entre ellos. Golfos, bahías, penínsulas. Cada accidente geográfico te regala un nuevo paisaje. Desde la playa de arena del lado oriental de la península de Lacuy podés ver allá en el fondo, la cordillera nevada. Mar y montaña para soñar. 
Salmón fresco y ahumado, empanadas de camarón y de loco, un pisco para la nochecita. Chau, hasta mañana.

Chile sur IV

Día cinco

Una balsa te cruza a la isla de Chiloe, "lugar de gaviotas". Son cerca de las diez de la noche y todavía hay luz y una hermosa luna sobre el mar. Sí, es tierra de gaviotas que se hacen oír mientras cocinás la cena. Una cultura llena de historias y seres mitológicos. Mañana será un día para probar los frutos de estas orillas.

Chile sur III

Dia cuatro

Ya estamos del otro lado de la cordillera que cruzamos a través de sus caminos zigzagueantes, pasando cerca de volcanes y termas de montaña. Y de este lado los vientos del pacífico transforman las laderas de los cerros en un bosque de verdes infinitos. Víctor Jara le cantó a la masacre de Puerto Montt, " murió sin saber por qué le acribillaron el pecho luchando por el derecho de un suelo para vivir". Con la.melodía de esta canción que tantas veces escuché llegamos a la costa de este golfo que forma el océano pacífico. Gente hospitalaria, casitas de madera, comida picante y barquitos pesqueros en la costa.

Chile sur II

Día dos

Nos fuimos internando hacia el oeste y después de pasar por plantaciones de frutales y viñedos jóvenes entramos en la zona petrolera de Neuquén. El recuerdo de los fogoneros de Cutral-có y Plaza Huincul reavivó los relatos de esos años de lucha. A Lautaro le interesa la historia, pregunta, opina. Y así, inesperada, apareció después de una gran subida, la cordillera en toda su magnitud. Nuestro camino siguió hacia los picos nevados. Entre curvas, cuestas y valles. Nos fuimos metiendo en la montaña hasta llegar a los lagos. Allí se bajaron nuestros dos pasajeros adolescentes con sus mochilas y sus ganas de descubrir nuevos mundos. Acampamos bajo la sombra de un bosque de coihues, con el sonido de una cascada que pasa a unos pocos metros. El agua fresca y pura. Unos fueguitos nocturnos. La quietud del lago. ¿Qué más?

Chile sur I

Dia uno

Mil km en dirección sudoeste y una pampa que se pone cada vez más árida. Los bosques de caldén, árbol sagrado para los mapuches, se imponen en el camino. La ruta provincial 20 se presenta al viajante como la ruta de la "conquista del desierto" , este relato que todavía persiste. Por suerte veníamos escuchando Arbolito y pudimos cantar la resistencia.
Llevamos dos pasajeros que se bajaran en el primer destino que los llame. Facu y un amigo inician su experiencia como mochileros rumbo al sur y consiguieron una chata que los tire hasta los siete lagos.